Thursday, January 28, 2010

Saru mana, Condesa

Mi querida Condesa Von Skanz:

Visto el gran número de muchachas rumanas que han venido a vivir por estos predios para ocuparse de labores relacionadas con las hosterías y tabernas -y ya sabéis de mi predilección por las camareras-, he comenzado a aprender rumano. Por eso encabezo esta carta con el saludo rumano, "saru mana", beso la mano.

Condesa, hace unos días me vino un enamoramiento. Todo es extraño, y no sé si llevará a algún sitio, pero el caso es que estado tres semanas bastante "out of the world", como diría nuestro común amigo Sterne.

Todo es extraño, Condesa, y quizá el más extraño de todo sea yo. Por eso valoro tanto, y agradezco tantísimo, vuestras muestras de afecto y de cariño. Al Capitán vuestro marido tengo la suerte de verlo con frecuencia, pero a vos no. Por eso me conmueve especialmente notar con cuánto cariño y comprensión me acogéis siempre.

Esta mi valmontiana vida es muy interesante, pero me hace sangrar mucho. Vaya, normalmente no tanto, sólo un poco; pero a veces surge un destello, una pequeña luz, una posibilidad de cambio hacia algo más hermoso. Hacia una dedicación plena a una sola dama.

No me pasa a menudo. Hacía varios años que no me ocurría. Pero cuando sucede, ese mero atisbo revuelve todo mi interior, y me hace anhelar esa vida más rica.

Y me cuesta mucho comunicarme, Condesa, salir de mí. Qué ganas de compartirme. Me acuerdo de que una vez os sonreísteis cuando dije esa frase, y comentasteis que era muy mía.

Os ruego que recéis por mí, Condesa. Me hace falta.

Saru mana,
Vuestro,
V.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home