Wednesday, November 30, 2005

Danielle de Niese

Amigo Duplat de Monticourt, hermano Rameau:

Acabo de asistir al estreno de vuestra bellísima obra Les Paladins. Cómo he disfrutado, no sé cómo agradeceros las dos horas maravillosas que me habéis regalado. Una vez más, enhorabuena por vuestro arte.

Pero he de deciros algo.

Hermano Jean Philippe, vuestra música ha sido tan genial como es costumbre en vos. Pero hoy la he oído con sordina...
Y la sordina era la belleza de la cantante en el papel de Nérine, Danielle de Niese.

Querido amigo, lo he intentado todo. He intentado perseguir las notas, descifrar las cadencias, engolfarme en la melodía de la viola da gamba o en la virtud de los otros cantantes... Pero todo fue infructuoso. Mis ojos siempre se dirigían a Nérine, esclavizados por su voz, por sus danzas, por sus gestos... Ah, mis amigos, y ese foulard, y el collar, y las sandalias que me regalaban sus pies desnudos...

En verdad os confieso que hubiera sido lo mismo que sólo hubierais escrito su parte. Todo lo demás fue hoy para mí bruma y paisaje.

¿De dónde es? Con esa tez de especias, el pelo suntuoso... ¿De la Guayana? ¿De las Indias? ¿Es una de las indias galantes, hermano Rameau?

¿Y por qué me la habéis escamoteado en el tercer acto? ¿Por qué la habéis escondido en bambalinas, para que saliera sólo al final, como un sol que redime al mundo tras la noche?

Qué luz la suya. Nunca hasta hoy había visto un sol color canela.

Por encontrar de nuevo aquel sol recorro las calles de París, las calles del mundo...

0 Comments:

Post a Comment

<< Home